En el mes de agosto, el “Aislamiento preventivo Social” ha dado nuevamente, un signo de creatividad, un signo de esperanza; y vivimos la experiencia de familia marista. El hermano Horacio desde el frío de Neuquén, nos trajo el calor de la vida y la pedagogía del carisma de San Marcelino.
Se desarrolló en dos charlas, nos reunimos 100 personas voluntariamente, la comunidad docente y no docente con un mismo sentir, volver a decir todos juntos: “Todo a Jesús por María, Todo a María para Jesús,”. Debo destacar que la importancia del gesto, reside en que nuestra comunidad tiene nuevos integrantes, en consecuencia la etapa de formación fortalece la experiencia que vivimos en los pasillos, en las aulas y renueva el carisma a los que venimos caminando.
La primera charla, fue conocer la vida de Marcelino. El hermano Horacio, dio un marco sociohistórico, familiar, imágenes, mapas y nos fue llevando a los hitos centrales que le dan rostro a su llamado y origen a su congregación.
Me gustaría rescatar dos grandes conceptos que me ayudan en este tiempo:
- María es la puerta de salvación, con humildad debemos aprender de ella.
- La educación de calidad, posee conocimiento científico y educación del corazón PARA LA VIDA-
La segunda charla fue profundizar la pedagogía marista.
Acá solo quiero rescatar un concepto, que creo que todos los que pertenecemos al colegio, lo tenemos como deseo en el corazón, porque Dios lo sostiene ahí. El principio radical del que hablo el hermano Horacio: la raíz está en SER UN EDUCADOR CREYENTE.
No hay duda, que cuando un hombre de Dios te habla desde lo que vive, se inflama el corazón y revive la belleza que Dios creo en cada uno. Hoy nuestra responsabilidad es sostener y acrecentar este principio radical para que se derrame en nuestros alumnos, entre el personal del colegio. Y vivir un espíritu de familia capaz de sanar heridas y transformar nuestra vida cotidiana y social.