La institución educativa este 2 de diciembre nos invito a un tiempo distinto. Sí, un tiempo donde el zoom se trasformaría en un SAGRARIO. Donde nuestro corazón se uniría con otros corazones para detenernos. 
El Señor nos llamó, para compartir durante dos horas, que podíamos recordar que somos sus hijos y que no solo nos quiere para trabajar en su viña, sino también para recordar que podemos contemplar SU OBRA en nosotros. 
Por medio del padre, reflexionamos y todos coincidimos que éstas preguntas sean las que nos guíen cada noche en este tiempo de adviento. 
1- Los Apóstoles le contaron [a Jesús] todo lo que habían hecho y enseñado (v. 30). ¿Buscamos cada día el tiempo para contarle todo lo que hacemos, lo que nos inquieta, lo que nos hace dudar, lo que ocupa nuestro corazón, lo que nos roba la paz? 
2- La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad. ¿Cuáles fueron nuestras experiencias de vulnerabilidad este año? Lo que nos costó, dolió, hizo dudar, etc. 
3- La fuerza operante del Espíritu, ¿en qué situaciones de este año podemos verla plasmada? Acontecimientos, personas.
Concluyó el padre Nestor, con un fragmento de la homilía de nuestro Obispo L. Fernández, invitándonos a vivir la experiencia del Arcángel San Rafael con Tobías: 
“estar de pie cuando los tiempos son duros y complejos, sin hacerse notar ni querer figurar, dispuesto al diálogo que busca cercanía y preocupación por el otro, conociendo no solo caminos, sino también compadeciéndose del dolor de los demás, haciendo fáciles las complejidades que a veces traen los tiempos nebulosos (…)con transparencia, generosidad y entrega, en seguida se ganó, que lo llamaran ‘amigo, donde no principiaba, el contrato, lo que iba a ganar o el puesto que iba a ocupar, sino la sencilla disponibilidad a realizar la misión que Dios le había encomendado, sirviendo a la sociedad.”